Cuestiones éticas relacionadas con el uso de la inteligencia artificial por parte de la empresa GOOGLE
- Biophylia et al
- hace 19 horas
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Por Tomás Guerrero
Para 2025, la empresa Google tiene una brutal cantidad de usuarios; por lo tanto, de datos: aproximadamente 5,010 millones de personas utilizan la plataforma y cada año se realizan 2 billones de búsquedas en Google. De entre los datos “sensibles” que Google recolecta se encuentran:
Información personal: Nombre, fecha de nacimiento, género, foto de perfil, etc.
Datos de navegación: Historial de búsqueda, sitios web visitados, etc.
Actividad en línea: Temas buscados, artículos leídos, videos mirados, etc.
Datos de aplicaciones: Información sobre el uso de aplicaciones como YouTube, Google Maps, etc.
Datos de ubicación: Si tienes activado el historial de ubicación, Google puede almacenar información sobre tu ubicación.
La misión de Google se centra en la búsqueda y la organización de la información. Esto implica no solo reunir datos, sino también estructurarlos de manera que sean fácilmente accesibles y útiles para todos. Sin embargo, resaltan varios aspectos éticos que tanto la empresa como los usuarios deberíamos revisar, por ejemplo: ¿Cómo obtiene GOOGLE ganancias por el manejo de estos datos? Es bien sabido que Google vende soluciones a empresas para apoyarlas en marketing y publicidad; debe entonces haber un grupo de personas que entrena modelos, aprueba y ejecuta estos modelos, pero, ¿cómo evaluamos los posibles sesgos sin intención que tienen este grupo de personas para la implementación de estos modelos? ¿Quién regula que no existan sesgos con intención para, por ejemplo, posicionar una marca en algún mercado?
En la llamada cultura del “hype”, el humano es reducido a un número de consumidor, es un dígito que pertenece a un clúster de datos en algún PCA, que es una técnica estadística que reduce la dimensionalidad de grandes conjuntos de datos, mientras las grandes empresas y los líderes del sector tecnológico, como Google, idean estrategias para crear productos sumamente deseables y crear expectativa en los consumidores, de esta manera; el usuario ya no solo adquiere productos, es parte del modelo de consumo que consiste en el deseo anticipatorio, el último iPhone, el último tesla, el más fino perfume, que en el fondo esconde un elitismo y clasismo, es decir; existe el deseo no del artículo, sino del “ser de los pocos” que tiene la capacidad y la habilidad de tener ya no un objeto sino un símbolo. Estamos entonces en un camino donde la habilidad de manejar los datos por parte de empresas como Google nos lleva a un capitalismo todavía más cínico e inhumano, ya que el producto se vuelve irrelevante, y el consumidor no tiene elección, consume incluso si no lo desea.